Una caricatura atea y un dragón gigante.

"Para hacer bien un dibujo, haz diez mil mal".

Rius.

Mundos diferentes, separados por todo un rio, o en este caso, un Rius. Dicen que la caricatura en general es solamente para disfrute de los infantes, más en el caso que hoy nos convoca, es un hombre que se le ocurrieron los trazos mas "social y religiosamente incorrectos", para una sociedad encasillada en un sistema capitalista. Era Eduardo por la profesión y Rius para los cuates, ateos y veganos, que gustaban de su arte pictográfico. La caricatura, su modo de expresión. El mundo, su lugar de trabajo. La sociedad conformista, sus personajes; aunque en ocasiones tomó a los dueños del "olimpo". Al final, el hombre tras todas sus publicaciones, se ganó el título como uno de los mejores caricaturistas de México.

Pero hablábamos de que la caricatura es un medio de expresión infantil. El otro hombre, se valió de ello para entrar en un traje de un monstruo gigantesco que se encargaría de destruir a placer, la vida en el Japón. Las cámaras lo tomaban en plena destrucción. Dentro, el calor era infernal, pero divertiría a chicos y grandes con su arte visual.

Dado el caso, hemos perdido hoy a estos dos "monstruos" en su respectivo arte, pero estamos de acuerdo en que entretuvieron a gran parte de la sociedad. Destruyeron un mundo visualmente y nos mostraron al día siguiente uno muy distinto, con leves esperanzas, puestas únicamente en nosotros.

Por hoy, la sociedad puede relajarse, no habrá quien complotee contra un sistema y no habrá un monstruo destruyendo el Japón. Pero quien sabe, a quienes dejaron en el mundo con sus enseñanzas, pueden destruir lo que queda de la sociedad conformista.