top of page

El set de los muertos.


En honor a George A. Romero.

"El horror siempre estará ahí, es un género familiar. Es la anchoa del cine, él genero siempre vuelve"

George A. Romero.

Destrucción en toda la orbe. Explosiones de vehículos. Gente gritando y moviéndose de un sitio a otro. Todos corriendo. Detrás, la horda del horror les perseguía de forma lenta. El cielo, ennegrecido por los combustibles quemados provenientes de la tierra. Llamas a lo largo y ancho de la tierra. Edificios abandonados y que comenzaban a caer. La civilización humana y sus avances ahora, derrocados. Ninguna guerra había sido tan devastadora como la que ahora intentaban librar.

Nunca nadie supo el porqué, solo que los muertos de pronto, se levantaron de sus tumbas y los que, en el transcurso fallecieron, lo hacían por un instante para volver a la vida.

Faltantes de alma, cuerpos que avanzaban lento, sin razón alguna más que la búsqueda de alimentarse de carne viva. Sonidos lerdos y algunos guturales, su forma de comunicación. Avanzaban por el puro instinto animal, sin patrón aparente.

Y ahí estaba él. No tenía conciencia alguna, solo que debía moverse hacia algún sitio. Jorge era su nombre. George, para los amigos. Pero ahora aquello ya no existe. Las pesadillas del hombre se volvieron realidad.

Avanzó a paso lento, hambriento, movido junto con la horda por la mera intuición de hallar alimento humano. O en dado caso, algún animal. Cualquier sonido los atraía. Así se movía George, completamente indeciso. Iba y venía. Sus putrefactos ojos no servían ya para temer al caos frente a él, solo para avanzar hacia ninguna parte en especial. Olió la sangre y la carne de algo que comenzaba a podrirse. Avanzó lentamente. Algunos de ellos, en el suelo, arrancando la carne de lo que alguna vez fue humano. Ahora era uno de ellos. Conocía muy bien al que tenía enfrente y empezaba a dirigirse hacia la posición de la comida. Solían llamarle Hinzmann, o Bill, para los familiares.

Los gritos ahogados en sangre de la víctima. Nadie se miraba o peleaban por la comida, hasta eso, cada quien tomaba un trozo.

Al terminar, quedaron solo huesos de aquella víctima que había terminado en manos de los no muertos.

Era de noche y parecía que esta, se extendería por siempre. La oscuridad había caído al mundo y no había marcha atrás. El fin, comenzó…

***

George se levantó de su cama, asustado y a la vez, entusiasmado por aquel sueño. Tomó su libreta de su pequeño escritorio y comenzó a escribir las notas del terrible sueño que lo aquejó en su siesta.

Escribió con detalle cada uno de los fragmentos que podía recordar, antes que la mente colapsara en las actividades del diario.

Dibujó todo, como preparando una cámara llena de no muertos, encerrados en un cubículo de grabación. Realizó bocetos de máscaras horribles. Pequeños efectos. Llamó a su amigo Bill sobre la idea que le había acontecido durante la noche y que, sonaba totalmente descabellada.

Terminó una parte de su libreta y, antes de ahogarse en la cotidianeidad, escribió en la parte superior:

“La noche… de los muertos vivientes”


Entradas destacadas
Vuelve pronto
Una vez que se publiquen entradas, las verás aquí.
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
No hay tags aún.
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page