El insólito propietario.

1.
Por la mañana, Mauricio se adelantó al domicilio de la calle Soles, intentando arreglar aquel “supuesto” cuarto y poder ocultarlo. Llamó a la inmobiliaria y si es que, ya habían concertado cita con algún cliente. Ellos dijeron que habría una primer visita para el día sábado. Tenía poco tiempo, así que llamó a Jorge para encontrarse muy temprano en el domicilio.
Mientras viajaba, pensó en lo ocurrido la noche anterior. Cabos sueltos, muchos. El señor Álvarez ocultó por mucho tiempo aquel incidente, si es que tendrían que ponerle un nombre. La situación se salió completamente de control y aquello estaba suelto. No sabía si las autoridades o la prensa ya sabían de aquello. O tal vez, solo corrió aquello tan lejos como pudo y se olvidó de su encierro. Era un animal salvaje, tenía dos opciones.
Se encontró con Jorge ya dentro del domicilio.
-Bueno amigo, aquí estamos.
La puerta había cedido al hacer pasar a la bestia a través del agujero. Debían cubrir aquello lo más pronto posible.
-¿Crees que aun esté Max?
-¿Quién es Max?
-El contratista, arquitecto, lo que sea. Que nos ayude a tapar este agujero con cemento o, ve a saber tú que pueda hacer.
-Oh sí. Pues yo no lo conozco Jorge, deberías llamarle.
Le extendió el teléfono celular mientras Mauricio descendía. Entraba un poco más de luz, pero pudo ver que aquello era una enorme jaula, con grilletes para los pies y extremidades de aquella bestia. Pero su horror fue mayor al hallar grilletes para un hombre promedio.
-Maldición… Así lo alimentaba entonces. Esto es horrible. Señor Álvarez, ¿por qué nunca dijo nada?
Buscó por todas partes, si es que encontraba en algún sitio algo que pudiera ayudarlos a entender. Pero solo había correas de metal gigantes, estacas de metal, pedazos de jaulas, mallas entre otras cosas. Jorge descendió al poco rato.
-Hallé a Max. Dice que puede enviar una olla de con cemento mañana temprano, que no nos costará nada, le dije que no es un agujero muy grande. Con ello, podremos cubrir esta horrorosa parte…
Se fue silenciando conforme veía los alrededores.
-Debemos buscar en la casa Jorge, cualquier cosa o documento que nos ayude a entender qué es todo esto. Hoy no nos vamos hasta hallar algo. Sé que puede parecer una de las mayores proezas jamás realizadas por nosotros, pero es una tarea que debemos cubrir por completo.
Comenzaron su búsqueda por cada uno de los rincones de la casa. No se irían hasta obtener alguna pista de lo sucedido.
2.
Dani salía de su domicilio rumbo a la oficina. Fue un día muy loco. No trataría nuevamente de hallar a los locos abogados que lo meterían en tan serios problemas. Era una mañana fresca tras la torrencial lluvia nocturna. Miró nuevamente contra esquina de su calle, pero el niño de la noche anterior no estaba. Se sintió aliviado.
Caminó a través del parque y, la policía local lo detuvo al intentar continuar.
-¿Qué pasa? Ha salido de aquí y me ha dado un susto terrible.
Miró al niño, un tanto desconsolado y a la vez, muy temeroso. Estaba cubierto con una vieja manta. Tenía rasgado el abdomen. No podía entender nada.
-Señor, no puede pasar.
-El chico. Lo conozco. Anoche estaba contra esquina de casa. Le he dado alimento y monedas en ocasiones. ¿Qué sucedió aquí?
El policía se movió un momento y pudo ver el horror. No era un hombre, sino pedazos de lo que una vez fue un cuerpo.
-¡Maldita sea!
-Señor, le hemos dicho que debe retirarse.
-El chico sabe cosas que necesito.
Al voltear, el grito del niño se escuchó a lo largo del parque y echó a correr. Los policías fueron tras él, deteniendo un momento más a Dani.
Pasó el tiempo y no pudieron darle alcance. En ese momento, Dani decidió ir a visitar a los abogados, quienes probablemente estuvieran en la calle soles. Pero el trabajo lo esperaba. Se fue pensando en lo sucedido durante la noche, la bestia que se escapó, la coincidencia de hallar al niño en sitios extraños. Debería seguirlo por la noche y encontrar la verdad. No era un detective, solo era un pasante de contabilidad, un joven estudiante con muchos sueños; sueños, que podrían cambiar si las cosas estaban dentro de sus planes.
3.
Una pared con sonido hueco siempre oculta algo. Mauricio sabía eso de sobra. Comenzó a golpearla pero no cedía. Era como el sonido de una madera tipo corcho. Detrás podría haber algo. Le gritó a Jorge y le pidió llevar algo para romper la pared.
-¿Crees que haya algo?
-Estaba detrás de la cama del señor Álvarez y se ve que no hace mucho se remodeló para ocultar algo. Tal vez es lo que hemos estado buscando. Trae una palanca o algo, necesitamos descubrirlo.
-Dañaremos el inmueble…
-Diremos que esto ya estaba.
Y ambos patearon con bastante fuerza a falta de alguna herramienta. Tras severos golpes, la pared cedió, dejando caer una libreta color gris, con hojas amarillentas, una cartera con documentos que salieron de su sitio, una vieja fotografía y unas llaves.
-¡Sabía que estaría aquí!
-Hemos tardado mucho en hallar esto, ya casi es de noche. Ni siquiera nos presentamos en la oficina.
-Oye, ellos saben en lo que estamos. Diremos que hubo una cita con la inmobiliaria de bienes raíces y debíamos entregarles papeles.
Ambos pensaron en tomar aquello y retirarse del sitio.
Cerraron con llave. Llamaron nuevamente a Max para acordar la cita de mañana y, de meno, tratar de ocultar lo que había en aquel tétrico lugar. Por ahora, fue cubierto con maderas y algunos bloques pesados que cargaron, evitando que la bestia volviese al sitio; si es que, quería volver a su encierro.
Mauricio miró a Jorge ya dentro del auto.
-Tú llévate los documentos y yo veré el diario. Investiga lo que puedas y ya sabremos qué hay de todo esto.
Ambos se dirigieron a sus hogares, pensando que su mentor, el señor Álvarez ocultaba algo tan grande como aquella bestia. No podían esperar a saber qué era.
Mauricio al llegar a su hogar, miró el diario detenidamente. Al abrirlo, halló otra fotografía. Era muy parecida a la que habían visto anteriormente, con una diferencia. La mujer de aquella foto, abrazaba al señor Álvarez por la cintura y viceversa. Si no estaba mal su visión y la vista en que se tomó la foto, aquella mujer estaba, en aquel entonces, embarazada.
4.
4 de Agosto de 1988.
He llegado por fin a una tierra que promete mucho. Me han comentado lo increíble del sitio que estoy visitando. La tierra es muy antigua y le llaman Portugal. He venido a vacacionar, me he cansado un poco de estar tanto tiempo en la ciudad, así que he decidido dar una vuelta a este mundo antiguo, donde dicen, suceden cosas positivas. Por hoy, me han tratado excelente…
Mauricio recorría páginas en busca de algún extraño indicio. El principio no decía gran cosa, solamente la redacción de su amigo y mentor, quien se había enamorado de una tierra antigua. No pasó más de dos semanas, pero en dos años regresó. Recordó un poco de lo que él les contó para ese entonces. Viajaba muy a menudo, pero no decía a donde. Ese año de ausencia fue por la muerte de su entonces esposa. Nunca tuvo hijos, pero si una pareja sentimental. Intuyó entonces Mauricio al volver a ver la fotografía que aquella mujer, había sido su segunda esposa. Continuó la búsqueda de lo que necesitaba saber.
8 de Noviembre de 1992.
Conocí a una mujer maravillosa en este segundo viaje a la tierra de mis amores. He de decir que ha sido placentero conocer a esta hermosa gitana. Su padre casi no la deja salir, además, ella es muy joven y yo demasiado viejo para las cosas del amor. Mi corazón duele lo suficiente, intentando recordar los viejos tiempos con mi amada Elizabeth. Pero este mundo es así de cruel… su nombre es Anduriña. Me explicó que su nombre significa “golondrina”. Es un ser libre, pero a la par, de su padre Julio Vicuña, no parece tan libre. Aquel hombre es tan duro como el acero. He intentado salir con ella hoy después de verla en el mercado, con sus ojos verdes y su piel morena atravesar corriendo las calles de aquel sitio de vendimia. Es tan solo el corazón que me engaña o de verdad ocurre algo con esta mujer…
-Vaya señor Álvarez, nos lo tenía bien guardadito el secreto.
Mauricio pensó en que tal vez, aquella mujer ya sabía del fallecimiento de su “enamorado”. Le extraño mucho no saber por qué no viajó. Pero probablemente fuese por su pobreza o su padre “Vicuña”. Mencionar aquel nombre ya le sonaba terrible. Si el imponente señor Álvarez le temía, no imaginaba entonces el poder y fisonomía de aquel hombre.
Continuó leyendo página tras página. Las visitas se daban cada año durante una semana y no más. Pudo leer cómo el señor Álvarez empezó a conquistar a la chica “golondrina”, hasta cierto día…
9 de Julio de 1998.
Don Vicuña está muriendo. Ha venido mi parajillo a mi puerta y ha tocado con desesperación una y otra vez hasta que le he abierto la puerta del hotel. Llora, no trina mi pequeño y bello espécimen. Clama por ayuda. Le he dicho que poco puedo hacer. Dice que su padre, ante tal destino, tiene una forma de continuar viviendo por un tiempo más. No solo es la vida, sino también la forma física que adquirirá tras esto. Su familia es de curanderos y de gente que ha vivido durante mucho tiempo rondando las tierras europeas. Nómadas antiguos, conocedores del tiempo, de remedios. Y también de magia que no se explica al hombre. Hace muchos años se usaba, pero, tras los exterminios, muchos de ellos se ocultaron en las sombras, dejando como herencia los conocimientos a sus hijos. Quienes las guardaron, hoy son pocos. Pide mi ayuda y que no la deje sola. Pero estoy a punto de partir. Tal vez, no les moleste en el trabajo, que me ausente un poco más.
Recordó Mauricio la anécdota de cuando se ausentó por seis largos meses, argumentando que su hermano se hallaba enfermo en Francia. Había ayudado a la joven. De esta redacción, volvió a escribir a su regreso en el año de 1999, un importante año para lo que ocurriría en el 2000 y el “cambio” de poder ocurrido.
Mauricio quiso seguir investigando, pero el sueño causaba estragos en su mente y en su cuerpo. Dejó el diario a un lado de la cama, pero al recostarse cayó al suelo. Apagó las luces, había sido un día sumamente agotador. Debían ver a Max mañana para tapar aquel enorme agujero. El diario, en el suelo, se abrió a la mitad. Faltaban unas hojas del diario, pero una de las que una quedaba, estaba manchada con sangre; seca, debido al tiempo.
5.
Un vecino de la calle Soles ha llamado a la policía argumentando que ha visto como, en la casa de enfrente, la del señor Álvarez, una enorme bestia había trepado por las paredes e ingresando al domicilio. No tardó en salir. Tal vez no halló lo que buscaba y corrió, no sin antes, aullar. El cielo comenzó a nublarse y nuevamente propagar la lluvia. La policía no halló rastros de aquella enorme bestia.
6.
Dani y su vida nocturna servirían de una cosa: grabar al chico del bosque y determinar si era el causante de los alborotos. Pero, ¿cómo podía un chico de unos 12 o 13 años ser el causante de todo aquello? ¿De dónde provenía la bestia?
Ingresó al bosque y comenzó a grabar. Ahí estaba el chico, jugando con la tierra, ya lodosa debido a las primeras gotas de lluvia. Supo que lo observaba alguien y miró hacia la cámara de Dani. Corrió nuevamente y Dani le persiguió. Lo perdió en una bifurcación de un callejón. Debajo, una coladera estaba abierta. No entraría ahí, eso quedaba claro.
Había algo que no estaba bien y debía informarlo a los abogados. O tal vez ellos ya lo sabían. Aun con esto, seguiría al joven.
A través de la noche, se escuchó otro grito, perceptible a los oídos de Dani y acto seguido, el aullido atemorizante de aquella bestia. Corrió lo más rápido que pudo nuevamente a casa, sin dejar de grabar la evidencia. Lo dejaría en la red, como los demás sucesos ocurridos alrededor de los 5 puntos de aquella tierra.