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CAPITULO IX: Homónimos al óleo


Encallamos en el puerto irlandés. La llaman tierra verde, tierra santa, donde la iglesia ronda en cada esquina y pregona la palabra de Dios en cada rostro. Quisiera confesar a todos y cada uno de ellos, como es que mi demonio me persigue. Esperé abandonarlo en el barco, pero sé, que las fuerzas del mal se transfieren con el pensamiento y siguen nuestra mente y corazón a donde sea que vayamos.

El señor Madhi me indicó que había un cochero que nos esperaba al final del camino del puerto. Nos dirigimos hacia allá y en efecto, aquel hombre ya estaba listo para partir. Tomamos aquel carro, casi como el de la realeza, olvidando que esos coches estaban quedando en el olvido con la llegada de las grandes máquinas del señor Ford.

Nos tomará al menos dos días llegar a Polonia. Nos aguardaba una embarcación propiedad del señor Lahm. Es tan complicado viajar por Europa. Los territorios están divididos y cada uno es tan peligroso como el otro. Se respira un aire de conflicto.

El señor Madhi y yo, descansamos hasta llegar a la embarcación que nos esperaba en otro puerto. Era una embarcación muy pequeña, para tan solo 5 tripulantes a lo mucho. Era un barco pesquero según lo que pude ver.

-Muy buenos días señor Madhi y señor Brave, pronto estaremos en Francia. Ahí, el tren los llevará hasta su destino.

-Muchas gracias Valentino. Pase señor Brave.

-Señor Madhi. Hemos dado mucha vuelta. Me hubiera dicho que conoceríamos toda Europa… -Señor Brave. Son tiempos de conflictos. No podemos atravesar cualquier país así como así. Una vez que lleguemos a Francia, nuestro tren atravesará Alemania. Usted es americano, tendrá problemas si sube al tren sin un acompañante como yo y con un destino fijo. Llegar a Alemania desde aguas londineses de momento está prohibido si no es por comercio. El Reich, es una persona muy quisquillosa tratándose de extranjeros. Iremos en un tren de clase alta, para no incomodar al resto de los alemanes, una vez que pasemos por su territorio.

No me quedé conforme con la respuesta, pero en fin, era el señor Madhi y él conocía el territorio. Atravesamos el enorme océano nuevamente y llegamos a los linderos de Francia. Otro carro nos llevó a la estación del tren.

Aquella máquina era enorme, algo que ya difícilmente se veía en la industrializada Norte América. El señor Madhi hizo todos los preparativos y al final, subimos al tren.

Al ponerse en marcha, me di cuenta que eran pocos pasajeros los que estaban en el tren.

-¿En cuánto tiempo llegaremos?

-Más o menos seis horas.

-¡Seis horas! ¡Hemos viajado…!

-Relájese. Le dije que tiene que estar callado y no llamar la atención. Sólo duerma y olvídese del tiempo.

-La verdad es que tengo hambre.

-Volveré con comida. No haga nada, no salga de aquí si no quiere tener problemas y gente que nos esté preguntando.

Olvidé todo aquello y me dispuse a intentar conciliar el sueño, mientras la enorme máquina se movía a través de los rieles y el tiempo.

No pasó mucho tiempo en el que de verdad comencé a soñar.

Aquel sueño era sobre mi esposa, Ming. Subía a un enorme barco. Hacía un bordado durante el viaje. La podía ver y era hermosa, justo como la recordaba. A la mitad del viaje, pude escuchar claramente un estruendo horrible proveniente del cielo.

La gente corría en el barco, de un sitio a otro. Todo era desorden. Ming, se mantenía en su camarote, hasta que un oficial le arrojaba un salva vidas y un chaleco de hule para usarlo. Los estruendos eran cada vez mayores. Ming salía de su habitación para ir a la parte alta del barco y ahí estaban todos, volando encima del barco y por los cielos.

Eran una especie de pájaros oscuros, máquinas enormes. De arriba, dejaban caer proyectiles, impactando el mar. Uno de ellos golpeó al barco, el cual comenzó a hundirse. Entre la tripulación, había alguien que no corría. Era un alguien, algo, vestido con una enorme toga color gris. No podía verle el rostro.

Cuando el barco se hundió, toda la tripulación se fue con ellos. Ming flotaba en las enormes fauces oceánicas. No tardó mucho la ayuda de otro barco, pero los enormes estruendos continuaban. La embarcación de ayuda, la traía a Inglaterra.

¿Qué hace aquí?

Quise despertar, pero debía terminar el sueño.

Subía a un coche, el cual, estaba completamente apresurado. Explosiones por todas partes. Ming estaba muy asustada. Aquellas cosas que podían planear por los cielos, empezaban a inundar todo el territorio londinense. Uno impactó cerca del coche de Ming.

Atravesaron el campo de batalla. Había cuerpos y miembros por todas partes.

El coche se detuvo y recogió al hombre de la toga gris.

¿Cómo pudo sobrevivir?

Y entonces, una explosión se hizo sentir sobre el coche donde venía Ming…

Tras esto, el rastrero enemigo que me venía persiguiendo, se posó sobre mi torso y subió hasta mi cabeza. Con ambas manos, la sostuvo muy fuerte.

“Buen… cráneo…”, dijo.

Me levanté velozmente y grité. El señor Madhi me sostuvo de los hombros y nuevamente me sentó.

-¿Qué sucede señor Brave?

-No es nada, solo un mal… sueño.

Ya era de noche cuando desperté de aquello.

-Por la mañana ya estaremos en Polonia. Continúe descansando. Ha dormido mucho tiempo. -¿Qué esperaba, si no he descansado absolutamente nada? Voy a mirar por la ventanilla, no quiero saber nada acerca del sueño por un largo rato.

-Como guste. Debe llegar bien descansado a Polonia. En cuanto lleguemos, habrá un carruaje que nos llevará a casa. No está muy lejos de ahí, pero los jóvenes amos Lahm han solicitado que así se le apoye en su viaje.

-Y dándome un largo tour por Europa también, ¿verdad?

-Pare con eso, si no cree en todo lo que le he dicho.

-Le creo. Por una extraña razón, le creo.

El señor Madhi comenzó a acomodarse para intentar conciliar el sueño y miré el cielo. -¿Usted cree que no hemos visto nada aun?

-¿A qué se refiere?

-En verdad aquí hay conflictos muy fuertes, lo suficiente como para sacar lo peor de cada ser humano.

-El hombre siempre ha estado en conflicto y con hambre de poder. Lo sé bien porque en mi cultura intentamos hallar la paz, muy contrario a lo que todos ustedes buscan, que es dominar en base a poder militar. Pero si, existen esos conflictos. Son conflictos bélicos basados en creencias señor Brave.

-Temo que esto sea mayor.

-Nunca conoceremos la magnitud hasta no verla. Que descanse, podemos conversar mañana. Y así, el señor Madhi finalizó la conversación, dejándome mirar nuevamente las estrellas, que iban perdiendo su brillo poco a poco, hasta que por fin, también caía rendido al sueño nuevamente. No, no hubo otra pesadilla, mentalmente tuve que controlarlas.

Un ruido proveniente de los durmientes y un terrible frenón de la gran maquinaria nos daba a entender que habíamos llegado ya a Polonia.

Descendimos sin problema. Y otro coche más. Estaba harto de los coches y todo esto, pero era necesario.

Llegamos hacia un viejo rancho, o eso me parecía, donde ya no abundaba una enorme vegetación, o tal vez nunca la hubo. Estaba cubierto de lodo, debido a las lluvias próximas. Al llegar, el señor Madhi se adelantó.

Una joven pelirroja y de piel tan blanca, salió a su encuentro.

-Dile al joven Mads que hemos llegado.

-En seguida señor.

La chica entró hasta la enorme hacienda.

-Ella es Isabel. No es una chica polaca, ella es de Holanda. La hallamos viviendo con su abuela cuando el señor Lahm comenzaba su hacienda y ofreció a su abuela trabajar aquí.

Desafortunadamente su abuela ya está muy delicada de salud y hasta la fecha, es ella quien se encarga de los quehaceres de casa junto conmigo.

-Vaya historia, es algo terrible.

-No lo es tanto, la joven trabaja muy bien.

Un joven, corpulento, apareció en la puerta y avanzó hacia el señor Madhi y yo.

-Buenas tardes. ¿Señor Brave?

-Así es.

-Gracias por venir. Pero por favor, pasen. Les tenemos comida dentro, debió se run largo viaje. -Vaya que si, ¿o no Madhi?

Aquel hombre desconoció el trato.

-¿Madhi? Disculpe señor Brave, pero el señor es un sirviente y ese tipo de…

-Tranquilo. De donde vengo esos modismos ya no se utilizan. A parte he cultivado una excelente relación con el señor Madhi y puedo considerar que me ha sido de gran ayuda. -Señor Madhi, ayuda a Isabel con los alimentos por favor.

-Con gusto amo.

Y Madhi volvió a ser la figura sumisa y sin poderes, los que tuvo mientras estuvo conmigo. Su figura se tornó endeble y aún más fría.

-Póngase cómodo señor Brave, volveremos en unos momentos. Dispense que solo me encuentre yo, pero mi hermano y mi madre han salido por alimentos. Escasean las cosas por acá en estos tiempos para nosotros y son tiempos difíciles. Se habla de guerra. A mi padre, esto le vendría sin cuidado, pero como ve, nos hallamos en esta terrible situación.

Al llegar a la sala de estar, un imponente cuadro, de aproximadamente 4 metros de altura por unos 2 metros de largo, impresionaba a cualquiera que visitara aquella casa. Era el vivo retrato del señor Lahm.

-¿Es él?

-Sí. Lo hizo un pintor italiano y tardó 1 año en completarlo. Al finalizarlo, papá le dio mantenimiento otros 3 y después desapareció. Aún no tenemos una idea de dónde pudiese estar, pero, primero vayamos a comer y tras esto, podemos hablar de lo que hemos intentado como familia y luego, iremos a la policía, con quien ya se tienen investigaciones previas, pero a la fecha no hemos podido hallar nada todavía.

-Bien gracias.

-En unos minutos más, le permitiremos la entrada a nuestro comedor. Póngase cómodo.

Me senté en el sofá y observé aquella enorme pintura. Si fue un italiano, entonces Miguel Ángel había resucitado, porque aquello ya no se veía tan a menudo. El rostro de aquel hombre era imponente y de terror, impulsivo y lleno de tanta vida. ¿Cómo fue a desaparecer alguien así? Me quedé observando más a fondo el cuadro y el rostro, se me hacía muy conocido, como si él ya hubiese estado frente a mí. Era una corazonada solamente, había tanta gente que iba y venía en el mundo actual, que posiblemente lo vi en algún sitio.

Intentaba recordar, mirarlo más de cerca, hasta que Madhi, señaló con su mano derecha una línea pintada en el suelo.

-Hasta ahí. O dañará la pintura.

Al menos, aquello estaba a un metro de distancia.

-¿Y cómo le dan mantenimiento entonces? ¿Acaso no la limpian?

-Viene personal especializado a hacerlo. Por favor, vuelva a la sala.

-Ahora te comportas más pragmático que antes. Relájate.

-Lo estoy. Pero ya me encuentro con mis amos. No puedo ser un cualquiera ni elevarme a su nivel. -Madhi, conmigo no hay niveles.

-Por favor…

Obedecí a Madhi y volví al enorme sofá. Miré por completo aquella pintura nuevamente. Lo conocía, lo había visto en algún momento. Daba miedo aquel rostro y porte. Daba miedo. Miedo. Lo había visto…

-Señor Brave, venga a comer.

La mente se distrajo y a fin de cuentas, tuve que alcanzar a la familia Lahm en la comida que había preparado para recibirme.


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